Esa Helena que Troya su caballo de Amores, soberbio ejemplo, alguna vez Paris fue más piel que las sábanas de la pasión.
A quién le entrega el tiempo su propia ausencia, sus puertas vacías, el viento despidiéndose, los gerundios de adiós y travesía.
15 septiembre, 2009
Martillemos las sombras que hay perdices, que el telón cae donde se abre. A sentarse sin abstinencia que la mesa está servida, -me dicen.
El garfio pirata llora su metal de muelle, escupe su memoria de mar sobre bandera negra. La virgen corsaria lo ama rasgada de su seda, madera y crujiente.
13 septiembre, 2009
Untada de jazmines muelo una almendra y, con su polvo, enciendo tu candil de mí.
Me dejo anclar por tu vértice sagrado sacrílego en horas devotas de pecado. Vuelve dulce la marea con todos sus regresos, y yo de ida todavía.
Arrancame estos clavos con la boca del amor.
11 septiembre, 2009
-Pongo las alas a descansar, dijo el Ángel, y yo me desnudaba donde caen las murallas y la piel resbala río y siesta.
Toma su crin blanca, la cabalga al viento, y eran alas.
07 septiembre, 2009
Es una jaula rota, la Palabra, muele sexo y estambres, hamaca la dulzura de un encierro falso para dejarnos en esta deriva marinera.
Busca su partida, el eructo de fuego primordial, la cifra azul, la fecha. Busca el vientre paridor que lo dejó huérfano, vacío, en viaje. Sólo lleva su nombre, el Tiempo.
El pájaro nació al revés, el pico de raíz, el árbol sobre, y las alas, las alas, las alas, dónde.
Me desnudo tan cerca del infierno, invierno, y yo, todavía violeta, tan primavera.
No vengas espumadera, ni trapito de sol para atraparme verbo. Peino largos mis cabellos de luna sobre mis lunas, cada noche, cada jazmín.
Clava triángulos de seda, quema leños de arena, fuega sus horas. Quién le pide la sal.
Martillo la sombra, la higuera, seco soles y los cuelgo anaranjados, uno por uno, y en cada, una Letra. Trabajo carpintero éste de alumbrar Palabras.
01 septiembre, 2009
A tan corta distancia del Adiós habita el Amor, dos territorios, y en su frontera, la memoria y una violeta huérfana.
La memoria espera un poco de su sombra para recobrar olvido.
Es la piel de la memoria, la memoria, debajo, estamos nosotros, otros nosotros.
Desnudo, bautismal, bíblico, con su nombre descalzo pisa la arena, el olvido de la roca.