Era el orden de las constelaciones

y floreció mi violeta.

Me duele la espina de la garra

el musgo del silencio.

La vida arrodilla su arrogancia

hinca el resto de la estaca
Te quiero por  knock-out.

Balancea la mirada perruna

lobo de soga

la indecisión atada a su sombra

la decisión atada a su bala.

El viento sopla sus velas

Quedan en el umbral

soledades de mar.

El otro lado cuenta su revés

verdades de óvalo, mudez en los espejos

y Alicia detrás de esos barrotes.

La mirada de trapo acecha

desde su mármol de tela.

Otra infancia tiembla.

La declinación causa

la rosa.

Algunos silencios
nos siembran.

La ferocidad del fuego

son dos piedras.

Se encuentran dos manos

vibra el cosmos.

Adónde va sin su permiso

sin la cola de zaguán

sin los estribos.