entregadas, con tantos patios
en los ojos del vino.
La primera tierra, una panera
y las migas
con olor a amanecer.
Ha guardado su nombre
y estaba
sobre la herida,
sobre la punta de su sombra
sobre la sombra,
sobre la punta de su sombra,
sobre su herida.
Diría la palabra membresía,
la vida es más
que una uva, son las costumbres
la próxima estación
el -tú has sido.
Hemos dado luz a las sudadas
sombras.
Como la araña nos tejimos en
el idioma,
y a esa luz, calladamente, la
tejimos.
En esta Ciudad que no se
calma, en todas
las Ciudades, sobre la furia
y los escombros,
hasta que un pájaro se paró
sobre la herida.
Mete a Dios en el Palacio y
hunde
la madera.
Hay un cristo, millones,
ejecutados
por una cruz.
El refugio de la oruga cien años de mariposa en un caparazón
en una espera.
Los he visto desnudando
calles, los he visto
de metal y espanto, los he visto
-paren, apunten... tu ley, mi ley, ninguna ley,
los he visto doblando sombras en la otra parte
del cuerpo de alguien,
clavando un vaso sobre la Palabra.