LosTrazos.
Ella, tan escrita, insiste, -soy
sólo una onomatopeya.
No lo nombraba,
era muslo, pantalón
herida.
Yo atada a las rosas,
a las sombras que
lo decían,
a leer la calle y la
noche
baldosa por baldosa
grito por grito.
La soledad del amor
es todo viento.
se escurre entre las
palmas.
No era en el manual del amor
ni era en Madrid,
todo era certero entre
las manos nuestras.
El valor irreductible, la piel
haciendo ancla.
Éramos la especie,
la primera mirada
un origen salvado entre
tu boca y la mía.
Era herida y era
verano,
la leían de noche,
nadie ataba sus
días.
Su torso insistente la
escribía.
Cada instante era un
vuelo sobre la
Palabra.
No hay teoría,
hay carne en progreso,
hay Poesía.
Esos pétalos desiguales,
los Versos sin talla
como jardines perdidos
sin geometría
sin materia.
Un gajo de la nada
y este misterio.
Vuelvo a mí en ese acto
inevitable,
precede la pregunta y
esa violeta injusta clavada
y sostenida por
la última ausencia.
Los regresos son así,
esto de nombrarte
de nombrarme,
ponerse en lila y seguir
amando.
Sucedo en este Lenguaje que
me tiene y me sostiene
más allá de mí.
Sucedo,
me sucedo.
Acá mis manos venosas
y fuertes dicen en otra
lengua…
-Desde ese vértice, también
Soy todo lo que tengo y
no te excluyo
Tengo en mis palmas
tus Palmas,
me leo entrelíneas como
un jeroglífico hambriento
de Palabras.
Hoy te las dejo acá,
algunas
todas
ninguna
Un esbozo se busca,
un simple esbozo
Un tilde en el atardecer,
detrás de tu sombra.
Una expresión del espacio
que te mencione.
Acá, en mi Poema, cortado
con cifras imperfectas,
con todo el asombro hacia
la Palabra
A veces asoma.
No quiero tu poder, Poeta,
quiero tu Silencio
El movimiento,
el fruto de un objeto
tanto de lo perdido,
Habrá que volver a
la causa del Amor.
Le pedía al vacío una rosa,
un gesto perdido,
el sol poniéndose,
la ejecución del lugar.
No he sacado del acto un
segundo de reposo.
Vuelvan los timbres y la
Sintaxis a toda Poesía.
Clavado Mayo ahí
donde lo decisivo no
alcanza
No hay imperfección
ni destino
hay un mayo clavado en
su origen, y ese Poema.
Se me clavan los mayos
en el Alma.
Dame una boca de ese mar,
dame al Poeta.
Detengan esa calle, viene
Abecedeando,
enredando Letras y
sombras,
hay una herida escrita
en su costado
No hay editorial para la
pena,
ni hay epígrafe posible
que la anuncie.
En ese borde visto y atado,
mil veces atado
a la noche
a mi jardín
a mis piernas.
En ese borde, te
nombro.
A vos, siempre, cada mayo infinito.
Fue allí, a su tierra
otra,
demorando los tiempos
destemplando,
augurando antes,
ahora, un después
Tan debajo
tan callado.