-Madre, qué cocinabas cuando cocinabas. En qué caldo cocías los jirones deseados, secreta olla, viento encubierto. Qué tomaba por cuchara. Con qué canela.
Y el lugar de la madre es siempre un lugar terrible, por lo bueno, por lo difícil, por lo imprescindible. No habremos de pedirles perfecciones, conque nos hayan querido como pudieran, y poniendo el mejor empeño, alcanza. Y qué madre no cocinó su propia sopa de deseos para que la tomáramos. Si fuimos inteligentes, armamos nuestros propios guisitos. Y los estamos disfrutando.
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ResponderBorrar(a veces me ayudan los asteriscos, cuando nada puedo decir, y todo lo puedo sentir)
Gracias Bibi, el silencio es siempre elocuente.
ResponderBorrarY el lugar de la madre es siempre un lugar terrible, por lo bueno, por lo difícil, por lo imprescindible. No habremos de pedirles perfecciones, conque nos hayan querido como pudieran, y poniendo el mejor empeño, alcanza.
Y qué madre no cocinó su propia sopa de deseos para que la tomáramos. Si fuimos inteligentes, armamos nuestros propios guisitos. Y los estamos disfrutando.
Un tema Universal.