22 agosto, 2020

Decir precavido y vestir andrajos,

vivir en la desolación y defender

el cuchillo que lo troza.

El hambriento esencial no tiene

brújula ni memoria,

ofrece sus vísceras al verdugo en

ofrenda inconfesable

Nadie lo arropa ni lo alumbra

No se alumbra

Suele ser otro verdugo suyo, y

de los otros.

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