20 septiembre, 2020

Era su juguete,

un borde en el que atar

sus pliegues.

Con manos de harina

caía como un río

sin cauce

En las noches sin luna

fugaba a los rincones

donde el planeta se anuda

a las paredes.

Era su propia caja negra

su algoritmo,

el leve tallo que sostiene.

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