Textos desde 2007 a la actualidad.

Brevedades. Que los Trazos sean flechas
como las que arroja el Inconsciente cuando
nos deja arrojados.
..........

Y el infinito Trazo se sigue escribiendo.
Poemas aún sin publicar superan los 2000. Ellos hablan sólo por acá, todavía.

26 abril, 2014

Suda ese idioma extraño
y llueven cerrojos.
Con la dicha de un perro
el mundo barre Poetas.

23 abril, 2014

Detrás de la puerta guarda
exilios y lunas apagadas
lo que no cabe en el mantel
la lluvia del mundo.
El aire combate su misterio
de bestia
su astronomía de cristal donde
callan las tardes.
El olvido regresa a su provincia,
al libro de los sabores donde
los perros ladran.
Entre un amor y otro
hay una miseria que calienta
su mundo en el fuego
de una piedra.
Esa casualidad de dinosaurio
que arrodilla de plantas
al mono humano.
Se amaban sin costuras
y en controversia
Él  pisaba su sombra
pero eran binarios.
El principio de la Relatividad
avalaba ese amor.
Queda con sus pedacitos
adentro de su lengua
como una extranjera.

19 abril, 2014

El canto de los pájaros
no es aquí
no es aquí la usina que
sucede nuca.
Aquí pasó nuca, pájaro
colmada de tiempo en
la boca de recién.
Aprende a trabajar tirando
piedras furias y milagros.
Una gota la inunda, después
entrará mayo a detenerse
encendiendo su parte en la
ceniza, y ella, sujetada del
puño, abrazará su temblor.
Puedo ser ese animal que llueve
palabras extranjeras
jerigonzas bestiales.
Hace falta la herida calentando
mis pájaros, la lanza sin paradero
que cometa sombra en mis mañanas.
Huyó de esas manos
del alarido de esos ojos
hambre sin fin hasta el fondo
sin fondo.
La ternura no duerme sobre
el golpe
y el arrebato nunca duerme
cede la noche al ojo despierto
que lo encubre.
Si esta razón de mar es mi Poema
maro a raudales
sin reposo de café.
En este embarcadero los cuervos
se acuchillan con Palabras.

17 abril, 2014

No se fusile el beso no nacido.
El Cuerpo sea escollera y mar.
Prohíbase, por esta Ley, la derrota.
Comuníquese publíquese archívese.

16 abril, 2014

El niño del violín tocaba
ruiseñores de cuerda.
La misma rueda de pelota
sin trapo
El corazón de la madera
rezando calesitas
el cielo que no baja a las
zanjas.
Una mariposa entre
fractales
llueve en sucesivo.
Entre sus múltiplos
incógnitos
queda el aire de sus
colores, aún.