LosTrazos.
Démosle cobijo a la tarde
busco en la semilla la clave de ese reino
Los pliegues de las palmas son
un Arte de grados
no hay excusas.
En la próxima parada habrá que bordar
cada herida, escuchar esos erizos como lo hace
el amor, no habrá lírica por algunas largas horas
Pocas Palabras en el jardín,
muchos gatos con algo de infinito y horror.
Sentada su mitad niña bajo el alero
tantas leyes como faros caían
y la lluvia.
Infinitas solas toda ella
con tandas vidas entre bordes
todos sus Mundos y los Mundos
de después
sentados con ella.
Con la llave del río
emigrada de pájaros
en la arena, una Palabra
y la foto de sus pasos
en el espejo.
Hay Madrid y risas
Madrid y vino derramado
Esa casa es la Ciudad donde el
álamo crece.
Destinada a las hojas, a las
minucias,
a las Palabras y los pasos
confundidos.
Tantos días caben en el
día, y ella lo sabe.
Se consuela en relativo
en el destino del pronombre
diciendo mundo
alojada en su propia voz.
Ábrete
sobre el grito
sobre el arrecifre
sobre la boca circular
sobre todas la bocas.
Hundido en tu misterio
patea los secretos y
los espejos
Llueven las sombras
que no quisiste ser.
La inocencia de los cuatro
mares ahora son lunas
No te extingas.
Ábrete y sé
tu propio búho.
Era su juguete,
un borde en el que atar
sus pliegues.
Con manos de harina
caía como un río
sin cauce
En las noches sin luna
fugaba a los rincones
donde el planeta se anuda
a las paredes.
Era su propia caja negra
su algoritmo,
el leve tallo que sostiene.
El error y la belleza reposan juntos
sobre un hilo
como dos lámparas
Alguien descubre el instante en esa
ardiente quietud que su sed boca
El balbuceo, la densidad, el tacto
en el momento equivocado.
Mis besos eran pájaro, el sendero
elegido, el lugar de la lluvia
El amor, esa batalla del olvido,
en esa silbaba el viento vertía su luz.
Puse cerca los días de escribir,
esos que miran desde la ventana
como si fuera un viaje de otro.
El pliegue del colchón se enciende
en mi memoria. Como otras primaveras
soy el nogal y la luz el lugar de enfrente,
esa zona animal y precisa.
Mi otra mitad acecha,
y se escribe.