Algunas
vocales en la lluvia, la vereda de mar
a la hora de
la siesta. Yo te leía aquel Poema,
vos me amabas.
No debía la ferocidad romperle
paredes a la
vida. Hoy el recuerdo me desviste
con un libro
de Cortázar en las manos como
en aquel
febrero de mar, "Salvo el Crepúsculo".
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