Que yo no soy la misma y soy la misma. Que nosotros no
seríamos los mismos, y tal vez sí. Usted se me incrustó como un Poema y en cada cita de
enero u otras tantas re-confirmo que de mi parte no hubo error al elegir; que
ya no lo espero, -vea, y usted lo sabe; que aquí la vida pide, impone, reclama,
se ruboriza, se templa, se calienta. Que ya no lo espero, y hace tanto, pero en
enero y algunos otros días el buen Poema me recuerda que pululó mi cuerpo, que
iluminó zonas de mí que siguen encendidas aunque esa lumbre ya no lo alcance y
quede yo de este lado de la luna en otras madrugadas.
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