Te amo en la pregunta, en
el anzuelo que vuelve,
ya pasarán los ríos y
las cales,
mis hebras van al mar,
van a ese pecho que hunde
y golpea.
En el centro del sabor la tierra
escucha, y es tu voz,
encarcelado de manos
nunca.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario