Te veo llegar sin
los puñales
el corazón húmedo,
no hay espadas
cruzadas.
Le pido al fuego
que tu voz sea
mi sombra,
que nunca más hables
como hablan las
cosas ausentes.
Hay días lentos que
miran cómo dejaste
niñas mis manos el
día de tus párpados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario