En Aman, esa tierra donde
los pasos llegan
luego,
las sombras se alargan
y son ríos,
él bebió su Poema
encomendó al Maestro
sus párpados
se hincó sobre todos
sus amores. y los llamó
Timur.
En ese polvo, en esa
madrugada encontró su
mezquita,
los días de escribir como
un Santo sin flecha
sin combate ni pájaros
Era la hora sabia.
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