Hablemos de la noche,
de los guijarros,
que se duerma
la hora sobre el
reloj.
Hasta un ángel tropieza
dos veces con la
nostalgia.
La tarea es la de siempre
escuchar los
grillos,
el intervalo entre
dos notas,
abrir el pan del amanecer
al amanecer.
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