Te prometo este cuerno infinito de oraciones,
debo creer que es posible la Poesía.
Textos desde 2007 a la actualidad.
Brevedades. Que los Trazos sean flechas
como las que arroja el Inconsciente cuando
nos deja arrojados.
..........
Y el infinito Trazo se sigue escribiendo.
Poemas aún sin publicar superan los 2000.
Ellos hablan sólo por acá, todavía.
04 diciembre, 2008
11 noviembre, 2008
03 noviembre, 2008
01 noviembre, 2008
18 octubre, 2008
04 octubre, 2008
22 septiembre, 2008
01 septiembre, 2008
26 agosto, 2008
16 agosto, 2008
15 agosto, 2008
09 agosto, 2008
06 agosto, 2008
03 agosto, 2008
02 agosto, 2008
29 julio, 2008
28 julio, 2008
Cien gramos de Poesía.
¿Dónde las palabras? Un hacha silenciosa rasga el papel. Cada palabra se incrusta en cada cripta, en esa y no en otra. Cada palabra con destino de nada, o de hueco en el que hacer resonancia.
Palabras consagradas al suicidio de sí, obligadas a remontar intervalos, a trepar por las sombras del detrás, y a revelarse intrascendentes.
La tinta es devorada por los mudos espacios que denuncian la primera
impotencia. El alfabeto.
Cien gramos de Poesía no son nada.
Cien gramos de Poesía son sólo Silencio.
"DECIRES (BREVES ENSAYOS POÉTICOS EN PROSA)". CORREGIDOR
Palabras consagradas al suicidio de sí, obligadas a remontar intervalos, a trepar por las sombras del detrás, y a revelarse intrascendentes.
La tinta es devorada por los mudos espacios que denuncian la primera
impotencia. El alfabeto.
Cien gramos de Poesía no son nada.
Cien gramos de Poesía son sólo Silencio.
"DECIRES (BREVES ENSAYOS POÉTICOS EN PROSA)". CORREGIDOR
Descrucifixión.
Bajo este crucifijo
hasta mi pecho,
latiendo la última
pereza atea.
Me desenclavo las manos
y lo desciendo
de esa cruz pagana.
Hoy Cristo se convenció,
existo.
"DESAMPARO DE LOS DÍAS". CORREGIDOR.
hasta mi pecho,
latiendo la última
pereza atea.
Me desenclavo las manos
y lo desciendo
de esa cruz pagana.
Hoy Cristo se convenció,
existo.
"DESAMPARO DE LOS DÍAS". CORREGIDOR.
22 julio, 2008
Colecciones.
Si el año fuera sólo una colección ordenada de meses, días, horas y minutos.
Si la vida fuera una simple colección, una acumulación en donde nada se pierde ni circula. Páginas de mariposas disecadas, o listas de amores de los que sólo quedan nombres o fechas. Todo contenido en un gran libro o en una parábola finita en la que nada puede escapar de su lugar.
Cada cosa en cada mano, en la mano correcta y propietaria. Cada cosa con nombre en cada mano con nombre, y sólo allí, y siempre allí, sumándose en las mismas palmas para siempre, en palmas que el mismo tiempo seca y arruga, hasta que la cosa más viva fenezca entre escamas con nombre y con alcurnia.
Si el amor fuera quedar coleccionado en un día de otoño de una página de un diario de alguien, o en un hijo como un simple emblema de que algo existió, un hijo en la mano correcta y propietaria, en la misma palma que el tiempo seca y arruga, entre escamas con nombre y con alcurnia.
Si cada momento de cada vida fuera contenido entre páginas de álbumes, prolija y estrictamente colocadas. Si cada libro de cada biblioteca feneciera en esas bibliotecas urdidas de tiempos inconclusos. Si los panes reposaran siempre en las mismas paneras y no existieran manos sin escamas para partir y repartir el alimento.
Si todo fuera una acumulación, un simple orden con una propiedad de escamas, de manos disecadas, muertas por el hambre de no dar. Si todo fuera los nombres de las cosas y sus afinidades y todo fuera al fin un álbum eterno, adecuado y propietario en donde ni una sola mariposa aleteara o alguna mano sin escamas diera o gozara.
Si todo fuera así, nada sería, porque en ese lugar no está la vida.
"DECIRES (BREVES ENSAYOS POÉTICOS EN PROSA)". CORREGIDOR.
Si la vida fuera una simple colección, una acumulación en donde nada se pierde ni circula. Páginas de mariposas disecadas, o listas de amores de los que sólo quedan nombres o fechas. Todo contenido en un gran libro o en una parábola finita en la que nada puede escapar de su lugar.
Cada cosa en cada mano, en la mano correcta y propietaria. Cada cosa con nombre en cada mano con nombre, y sólo allí, y siempre allí, sumándose en las mismas palmas para siempre, en palmas que el mismo tiempo seca y arruga, hasta que la cosa más viva fenezca entre escamas con nombre y con alcurnia.
Si el amor fuera quedar coleccionado en un día de otoño de una página de un diario de alguien, o en un hijo como un simple emblema de que algo existió, un hijo en la mano correcta y propietaria, en la misma palma que el tiempo seca y arruga, entre escamas con nombre y con alcurnia.
Si cada momento de cada vida fuera contenido entre páginas de álbumes, prolija y estrictamente colocadas. Si cada libro de cada biblioteca feneciera en esas bibliotecas urdidas de tiempos inconclusos. Si los panes reposaran siempre en las mismas paneras y no existieran manos sin escamas para partir y repartir el alimento.
Si todo fuera una acumulación, un simple orden con una propiedad de escamas, de manos disecadas, muertas por el hambre de no dar. Si todo fuera los nombres de las cosas y sus afinidades y todo fuera al fin un álbum eterno, adecuado y propietario en donde ni una sola mariposa aleteara o alguna mano sin escamas diera o gozara.
Si todo fuera así, nada sería, porque en ese lugar no está la vida.
"DECIRES (BREVES ENSAYOS POÉTICOS EN PROSA)". CORREGIDOR.
03 julio, 2008
12 junio, 2008
12 mayo, 2008
07 mayo, 2008
02 mayo, 2008
01 mayo, 2008
30 abril, 2008
18 marzo, 2008
17 marzo, 2008
23 febrero, 2008
12 febrero, 2008
05 febrero, 2008
He.
Todavía importa una vida, una mano, cinco dedos, una falange. Todavía España está lejos y se consterna, y la aurora camina sobre la corteza buscando su morada.
Hay, aún, guitarras de madera cóncava, y cuerdas como teclados para yemas y uñas de todas las edades. Y puedo derramar este vino sobre tu pecho y humedecerme en él, durante toda esta siesta.
Aún el Gran Hongo no nos ha devorado, aunque las pizarras y las currículas del mercado nos coticen el minuto de espanto.
He descubierto que si enrulo mi dedo en el vello de tu pecho el vino sabe menos amargo, y puedo hacer de cuenta que no hay cuenta regresiva ni reloj imparable y que los diarios dejan de anunciar la muerte de la esperanza.
He advertido que mi cuerpo huele a hembra, aún al borde de este Mundo tan clonado, y, que no habrá, para tus manos, dos que lleven mi nombre.
Me he percatado que tantas veces las moradas buscan las auroras y los ojos los ocasos.
Y creo que a este Mundo DesMundado que fusila y entierra, que DesPalabra y hambrea, lo podemos salvar con el vino derramado en esta siesta eterna.
Lo podemos salvar con el olor humano, mientras mi dedo enreda el vello de tu pecho y el vino sabe, cada vez, menos amargo.
"DECIRES (BREVES ENSAYOS POÉTICOS EN PROSA)". CORREGIDOR.
Hay, aún, guitarras de madera cóncava, y cuerdas como teclados para yemas y uñas de todas las edades. Y puedo derramar este vino sobre tu pecho y humedecerme en él, durante toda esta siesta.
Aún el Gran Hongo no nos ha devorado, aunque las pizarras y las currículas del mercado nos coticen el minuto de espanto.
He descubierto que si enrulo mi dedo en el vello de tu pecho el vino sabe menos amargo, y puedo hacer de cuenta que no hay cuenta regresiva ni reloj imparable y que los diarios dejan de anunciar la muerte de la esperanza.
He advertido que mi cuerpo huele a hembra, aún al borde de este Mundo tan clonado, y, que no habrá, para tus manos, dos que lleven mi nombre.
Me he percatado que tantas veces las moradas buscan las auroras y los ojos los ocasos.
Y creo que a este Mundo DesMundado que fusila y entierra, que DesPalabra y hambrea, lo podemos salvar con el vino derramado en esta siesta eterna.
Lo podemos salvar con el olor humano, mientras mi dedo enreda el vello de tu pecho y el vino sabe, cada vez, menos amargo.
"DECIRES (BREVES ENSAYOS POÉTICOS EN PROSA)". CORREGIDOR.
02 febrero, 2008
Resplandores.
He buscado en vano el resplandor de los utensilios cotidianos.
Ese brillo que haga especiales o distintas las cosas que son el pasaporte diario de mis días.
Mis tenedores, mi esponja azul, la panera de esterilla, el volante de mi viejo auto, la biblioteca de la cabecera de mi cama, este teclado a través del que declaro buscar los resplandores.
Los pasaportes... esos objetos que portan nuestros pasajes, esas rutas ciegas, desconocidas de sí, cargando con nuestra existencia como invisibles soportes.
Quién no recuerda algo como una vieja lapicera o el tazón de chocolate de la infancia o algún reloj.
Quién no recuerda después, tanto después, cuando cada objeto ya no es el pasaje sino el recuerdo.
Entonces digo que los resplandores son cosa del pasado, de la mirada tangencial y retrospectiva, de esa mirada llena de tiempo para detenerse.
En el presente hay circunstancia, tacto rápido, tiempo desesperado y urgente.
En el presente no hay tiempo para los brillos ni para la mirada que prolongue la luz en el espacio.
Los resplandores buscan su espacio en los viejos libros, en las fotos pasadas, en las cajas en las que guardamos los antiguos pasaportes cotidianos como reliquias de algún momento.
Ese viejo sacacorchos que siempre fallaba pero que descorchó las botellas felices. Ese trozo de metal con forma de mariposa, no resplandecía, era frío, inmediato, duro, había que girarlo un poco para que funcionara. Era sólo eso, una cosa que no sabía.
Era, finalmente, una cosa que no sabíamos.
"DECIRES (BREVES ENSAYOS POÉTICOS EN PROSA)". CORREGIDOR.
Ese brillo que haga especiales o distintas las cosas que son el pasaporte diario de mis días.
Mis tenedores, mi esponja azul, la panera de esterilla, el volante de mi viejo auto, la biblioteca de la cabecera de mi cama, este teclado a través del que declaro buscar los resplandores.
Los pasaportes... esos objetos que portan nuestros pasajes, esas rutas ciegas, desconocidas de sí, cargando con nuestra existencia como invisibles soportes.
Quién no recuerda algo como una vieja lapicera o el tazón de chocolate de la infancia o algún reloj.
Quién no recuerda después, tanto después, cuando cada objeto ya no es el pasaje sino el recuerdo.
Entonces digo que los resplandores son cosa del pasado, de la mirada tangencial y retrospectiva, de esa mirada llena de tiempo para detenerse.
En el presente hay circunstancia, tacto rápido, tiempo desesperado y urgente.
En el presente no hay tiempo para los brillos ni para la mirada que prolongue la luz en el espacio.
Los resplandores buscan su espacio en los viejos libros, en las fotos pasadas, en las cajas en las que guardamos los antiguos pasaportes cotidianos como reliquias de algún momento.
Ese viejo sacacorchos que siempre fallaba pero que descorchó las botellas felices. Ese trozo de metal con forma de mariposa, no resplandecía, era frío, inmediato, duro, había que girarlo un poco para que funcionara. Era sólo eso, una cosa que no sabía.
Era, finalmente, una cosa que no sabíamos.
"DECIRES (BREVES ENSAYOS POÉTICOS EN PROSA)". CORREGIDOR.
31 enero, 2008
28 enero, 2008
26 enero, 2008
22 enero, 2008
19 enero, 2008
El Viaje.
El lenguaje nunca nombra
la sombra,
ese pedazo de mundo
y de hombre que
ocurre atrás.
Hay que cavar un pozo
en la sintaxis,
demoler letras,
y pasar a ese otro lado.
Es posible que el vacío
renuncie a su silencio,
y por una vez
se nombre.
DESAMPARO DE LOS DÍAS. CORREGIDOR.
la sombra,
ese pedazo de mundo
y de hombre que
ocurre atrás.
Hay que cavar un pozo
en la sintaxis,
demoler letras,
y pasar a ese otro lado.
Es posible que el vacío
renuncie a su silencio,
y por una vez
se nombre.
DESAMPARO DE LOS DÍAS. CORREGIDOR.
17 enero, 2008
14 enero, 2008
Perspectivas.
Guardar todas las
distancias
en un puño,
en un dedo extendido.
Medir el mundo
desde la perspectiva de
un pulgar vertical.
Y descubrir
que el espacio
se flexiona fácilmente
ante una mano.
"DESAMPARO DE LOS DÍAS". CORREGIDOR.
distancias
en un puño,
en un dedo extendido.
Medir el mundo
desde la perspectiva de
un pulgar vertical.
Y descubrir
que el espacio
se flexiona fácilmente
ante una mano.
"DESAMPARO DE LOS DÍAS". CORREGIDOR.
Cadenas.
Despegada de mi
fantasma,
me nombro
para ordenar el tiempo,
hacerme eslabón,
encadenar gestos.
Ahora que mis manos
son mi historia,
¿qué haré con este
tiempo ordenado?
"DESAMPARO DE LOS DÍAS". CORREGIDOR.
fantasma,
me nombro
para ordenar el tiempo,
hacerme eslabón,
encadenar gestos.
Ahora que mis manos
son mi historia,
¿qué haré con este
tiempo ordenado?
"DESAMPARO DE LOS DÍAS". CORREGIDOR.
Enunciación.
Hablo de la fragilidad
de la rosa
y la nombro,
en todo su destierro
en el sonido absoluto
de la palabra rosa.
Hablo del poder del león
y lo nombro,
en toda su presencia
en el sonido absoluto
de la palabra león.
Y cuando me tengo que
nombrar
me falta el alfabeto
y los ojos que miran
hacia adentro.
Cuando me tengo que nombrar
quisiera que la rosa hablara.
"DESAMPARO DE LOS DÍAS". CORREGIDOR.
de la rosa
y la nombro,
en todo su destierro
en el sonido absoluto
de la palabra rosa.
Hablo del poder del león
y lo nombro,
en toda su presencia
en el sonido absoluto
de la palabra león.
Y cuando me tengo que
nombrar
me falta el alfabeto
y los ojos que miran
hacia adentro.
Cuando me tengo que nombrar
quisiera que la rosa hablara.
"DESAMPARO DE LOS DÍAS". CORREGIDOR.
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