Dios no ha muerto,
vive entre los versos
de Octavio,
en el vacío de las Palabras
en la cúspide de la
métrica imposible
en las hojas prestadas
en las pisadas,
teje su vuelta entre los
panes y los Poetas
justo en el borde
en el hilo
en el revés de la noche
que te dice
-aquí mi cuerpo y
mi acto,
aquí la casa que
soy.
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