Probaría la vieja vida,
esa cuota de eternidad
que sembraste
yéndote
La semilla que funda
cada vez
el viento donde dormía
aquel pájaro
Probaría beber de los ojos
taciturnos,
de la serenidad de aquel
amor, entonces, abriendo
en mi centro el Mundo
de las Palabras,
reanudo el oficio de las
horas, hoy.
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