He dejado traslucir la espera
por el ojo de
la mirilla,
la he puesto a esperar
su propia llegada,
la he sentado en
el zaguán
bien cerca de la
puerta
Su medicina de
espera
Sus tiempos
Su ojo puesto detrás
de sí.
Hay un soliloquio
no lo interrumpo,
en cualquier reino el
infierno arde entre
cara y
contracara.
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