LosTrazos.
Un corazón aprendido ama en
el lugar y la hora,
no pelea con el llanto.
Dice -ahora soy esa nena con una flor
entre las manos.
Un hilo los teje y vuelve.
Hoy sólo hablan los infinitos.
Suave
involuntaria
ha aprendido cómo perpetuar
la efímera
Belleza.
Prefiero las luces encendidas
el magma
lo prohibido
el escalofrío de después
el vestido mirándome.
Afuera el pan y el polvo
las espaldas calientes
los frutos, los latidos.
el agua repartida
la copa ciega
un cuerpo de Palabras rotas
ese Poema.
Un silencio de cristal susurra transparencias
es Jerusalén en la hora pobre
la sandalia en el mar.
Es la hora desnuda,
la manzana se detiene
una mariposa lucha a contra vida, jamás oruga,
un sueño inaceptable no da tregua
la lava de un volcán baja la escalera
Penélope renuncia a su telar
los pétalos están en asamblea final
La vida sigue y espera.
Yo sé que nos faltamos en la carne
en las manos que caen
Las horas y las mañanas son una droga dulce
ahora que nos faltamos.
Esta flor es un trozo guardado
con las cosas cansadas
ya no huele lo que mira la sangre
Donde digo boca hay una elegía.
Escribo a la sombra de esta llama
no hay amuleto ni llave
hay azogue,
aire que grita
una mordaza caída
un trozo de noche incrustado en
el amanecer.
Hay una fábrica de mínimos
y máximos,
el embriagado
el arquitecto
el asesino de cimientos,
no me detengo,
la arquitectura es la hora
y tampoco se detiene.
Donde cae y recae la Palabra
sin pausa, viven polvo
y vuelo.
En los extremos de este mundo
Hay una especie de Poesía
que asesta.
Su emoción era el sentido estricto de la luna
el fósforo presencial
las noches de soportar tantas estrellas
sobre los hombros.
Los nombres, -no te olvides, los nombres
y los milagros y el fuego que pare Paraísos.
Esta es la lista, -haz tu alquimia.
Démosle casa al arte, al amor
que no buscábamos
al guante de lanzar
la piedra y la
Palabra.
Oró sobre el polvo
Se trata de domar la materia y desnudarla,
de jugar pares y nones sobre el fuego
y la piedra, como la primera vez,
el día del Poema, cuando el Arte era
de barro y Cera.
Le ofrezco esta sal a los tres Mundos
Con este mar atravesaré las siete
paredes y sus destellos
No habrá tierra asombrada
habrá suelta de aguas
Asistiré al desamparo del desamparo
Caerá la intemperie y sus astillas.
Al final estaba la tristeza esperando
en la estación, el músculo Poético
las cosas mínimas,
lo que se pierde contra la Palabra
convertido en el pequeño carnet
de los sinsentidos.
Sigo tu señal
Vengo a la hora de los ojos a
repetir tu oficio
sin alegatos
Llevo la Biblia de tus nombres
uno a uno
Soy la esclava de afuera cuando
el hechizo se hace noche.
Ese río que no nos ha rozado
El abrazo lento
El viento en las manos
Un farol en el mar.
Los cobardes juegan al siglo,
juegan a la sombra y al milímetro
a incrustar las uñas en el
costado carne,
pero hoy, en el lugar justo, hubo labios
como un río
como un disparo
El resto será la vida de otros.
Su nombre rodaba en atroz simetría
lo soplaban por mitades.