Hay una fábrica de mínimos
y máximos,
el embriagado
el arquitecto
el asesino de cimientos,
no me detengo,
la arquitectura es la hora
y tampoco se detiene.
Donde cae y recae la Palabra
sin pausa, viven polvo
y vuelo.
En los extremos de este mundo
Hay una especie de Poesía
que asesta.
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